30 diciembre 2009

''La antipoesía es un mito chileno''

Por: Gonzalo Abrigo/ Juan José Podestá

Colaboración especial para OTRAS VOCES.
Publicado originalmente en el diario La Nación de Chile el 25 de octubre de 2006.
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Antonio Cisneros conversa mañana con Raúl Zurita en Estación Mapocho.


Uno de los principales poetas del país invitado afirma en esta entrevista que “en ‘Trilce’, de Vallejo, hay más antipoesía que en la del autor de ‘Versos de salón’”. “Parra me parece una persona inteligente, bondadosa y graciosa, pero con toda franqueza a mí su poesía no me dice nada”, afirma.




La siguiente conversación se realizó en un conocido hotel de Providencia en noviembre de 2004, donde el desenfadado poeta limeño partió contando, acompañado de una cerveza sureña, la primera vez que salió del Perú. Tenía veinte años y fue nada menos que a Chile para los encuentros de escritores jóvenes que organizaba el vate Gonzalo Rojas en Concepción.
Quien ha obtenido el Premio Casa de las Américas, la Beca Guggenheim y hace dos años el Premio José Donoso, de la Universidad de Talca, mañana vuelve al país a conversar, en la Estación Mapocho, con Raúl Zurita bajo el lema “De la metáfora de la experiencia”, a las 19:30 hrs., en la Sala Pedro Prado.



MUCHACHO CHOLO Y POBRE

-¿Cuál es tu vínculo con la tradición poética peruana?

-La poesía peruana como tal me cuesta mucho definirla. Ahora, en el Perú pasa una cosa muy curiosa con Vallejo, su obra poética no ha tenido tanta influencia...

-Es más lo que representa su figura ¿no?

-Vallejo era un muchacho cholo, de una pequeña aldea de la sierra norte del Perú. Ahora, si este muchacho cholo y pobre es uno de los grandes maestros de la lengua castellana universal, eso quiere decir que para esos infinitos muchachos, cholos y pobres, Vallejo es un ideal. Los peruanos no hemos inventado ni el ascensor, ni siquiera un compuesto químico ¡pero tenemos a Vallejo!

-Tu poesía se basa en lo urbano.

-No puedo vivir en ningún lugar donde no haya un cafetín y un quiosco de periódicos en la esquina de mi casa. Mi poesía de algún modo es una crónica de viaje.

-¿Cuál es tu vínculo con la antipoesía?

-El criterio de antipoesía en gran parte es un mito chileno. Parra me parece una persona inteligente, bondadosa y graciosa, pero, con toda franqueza, a mí su poesía no me dice nada ni me transmite nada. No creo que haya tenido gran influencia o cambiado radicalmente el pensamiento poético. En “Trilce”, de Vallejo, hay antipoesía desde la poesía.

-¿Y a qué poetas chilenos te sientes cercano?

-A Enrique Lihn y Jorge Teillier. Lihn un año antes de morir se iba a casar con mi primera mujer, tenía todo organizado. A las finales encontró armonía en el Perú; el Instituto Nacional de Cultura de esa época le iba a dar una casita en alguna caleta de la costa norte. Y a Teillier le encantaba Lima, tenía su grupete de amigos que le pagaban su pasaje, tres, cuatro veces por año.

-¿Cuándo te diste cuenta de que lo tuyo era la poesía?

-Siempre estaba convencido de que iba a ser poeta, pero además ensayista, dramaturgo, pintor, dibujante... Yo no concebía una vida fuera del arte...

28 diciembre 2009

El poeta y la ayahuasca con Ginsberg

»»Por: Juan José Podestá««
Colaboración especial para OTRAS VOCES
Publicado originalmente en el diario La Nación de Chile el 21 de abril de 2008:
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LEGENDARIO VATE PERUANO PUBLICA LIBRO LUEGO DE 30 AÑOS.
El creador andino Walter Curonisy está en nuestro país para presentar “Rehenes del tiempo”. Acá, cuenta cómo conoció al autor de “Aullido” y dice que “Nicanor Parra ilumina a Chile”.


En Perú suele decirse que Curonisy es carne de estatua. Esto, porque ha llevado una vida digna del arte al que se dedica: en los años 60 conoció a Allen Ginsberg, se fue a la selva con él y consumió todas las drogas posibles; fue pareja de Raquel Jodorosky, hermana de Alejandro, y protagonizó varias teleseries peruanas, entre ellas la recordada "Simplemente María". Hoy vive con su señora, Elvira Roca, en el retirado balneario de Huanchaco, en un autoexilio que considera "sanador".

Hace una semana llegó a nuestro país invitado por el Centro Cultural Balmaceda 1215, para homenajear al poeta César Vallejo. Pero además, este viaje le dio la oportunidad de presentar "Rehenes del tiempo", un poemario con el que rompe 30 años de silencio escritural, y cuya cuidada edición estuvo a cargo de Elvira Roca. "Escribir fue reconciliarme conmigo, y como nunca envidié a muchos de los imbéciles que escriben en Perú, no tenía apuro", afirma. Además, el peruano reconoce que fue su señora la principal motivadora: "Habiendo tanto mediocre publicando, tú te guardas lo tuyo, me decía ella", cuenta.

Si bien Curonisy había editado en los setenta dos breves poemarios que le merecieron el respeto de los lectores y la crítica, es con "Rehenes del tiempo" donde realiza un summa de su poética. En el texto hace dialogar a Occidente con Oriente, se pasean personajes como Jesús y Nietzsche, hay dibujos, haikus y diversos registros líricos. "Mi idea es abolir la oposición de los contrarios. Yo creo en la coincidencia opositorum, base de muchos pensamientos místicos. La poesía debe unir todo lo que aparentemente está disociado".


ALEJADO DE LOS EXCESOS

"En el 61 Ginsberg llegó a Perú desde Chile, y le preguntó a unos poetas que necesitaba a alguien que le consiguiera cocaína. Me sugirieron a mí". Así recuerda Curonisy cómo conoció al poeta de "Aullido". Relata que "en ese momento estaba con Raquel, y le propusimos ir a la selva a consumir ayahuasca, y así fue que nos fuimos a ese viaje místico donde probamos de todo. Ginsberg es un iluminado, un maestro".

Ese recorrido le inspiró al poeta norteamericano, que se hizo amigo de Curonisy, sus famosas "Cartas del Yagué". Además, los versos finales de "Sándwich de realidad" son un explícito homenaje al vate peruano, quien en 1977 publicó "Poema a Allen Ginsberg", y a Raquel Jodorowsky.

"Yo creo en los poetas iluminados, los grandes alucinados de la poesía, Blake, Nerval, los poetas de la India y oriente. Ellos nos enseñan que el conocimiento poético está cargado de hibridez", señala.

En los setenta Curonisy cambió radicalmente de giro: pasó de poeta a galán de teleseries, siendo actor principal en producciones tan recordadas como "Simplemente María". De hecho, fue éste uno de los motivos por el que calló poéticamente: "Salía de los canales, ese mundo asqueroso, y las niñas te pedían autógrafos, toda esa basura, y no me sentía con fuerzas para escribir".

Curonisy, alejado ya de los excesos, dice que de los poetas peruanos sólo admira a Vallejo, pero en Chile respeta a varios: Raúl Zurita, Nicanor Parra, Pablo Neruda y Gonzalo Rojas. "Parra ilumina a Chile con su sentido del humor. Chile está hecho de Neruda y Parra, la solemnidad de uno y la falta de respeto del otro".

Sobre los conflictos que actualmente tensionan las relaciones entre ambos países, el poeta es categórico: "Hay unas basuras que quieren poner a Chile contra Perú, y me paso por los cojones a quienes azuzan a Perú contra Chile".