17 julio 2008

La onda «subte» y los colvulsionados años '80

Por: Armando Alzamora

Encontré en la web esta interesante crónica del escritor Martín Roldán Ruiz, en la que busca, a partir de una fotografía, reflejar la efervescencia juvenil de una época muy particular: la década de los ochenta. La imagen fue publicada justamente en la portada de su primera novela: «Generación cochebomba». A continuación, toda la nota completa en la que Roldán Ruiz da muestra de su talento no sólo como narrador, sino también como cronista.


HISTORIA DE UNA FOTO SUBTE

Envidio a los fotógrafos porque eternizan un instante cualquiera de la vida. Porque convierten ese instante simple, en un instante eterno que con el paso del tiempo nos evoca sensaciones, recuerdos o sentimientos. Tan importantes que muchas veces nos arrancan una sonrisa, una lágrima, un suspiro. Tristeza o felicidad. “Ay vejete y revejete, por más que hagamos, al final nos convertimos en recuerdo o en fotografía”, dice Ludo Tótem personaje de Julio Ramón Ribeyro en Los geniecillos dominicales. Hoy más que nunca le doy la razón.
Veinte años después, mis recuerdos de la Lima de los ochenta siguen siendo de un gris melancolía, que equilibra la sensación de miedo por haber vivido en una ciudad violenta. De ver las veredas moverse al ritmo de la canción Ratas callejeras de Eutanasia; de sentir los postes vibrar con el coro de Astalculo de Leuzemia. O, más tranquilo, de ver morir el sol desde la azotea de mi edificio, mientras sonaba una de las Cúrsiles Romanzas de Daniel F: “Volveré cuando me vaya y si no regreso, vengo”. Y hoy volví.
La vida se nos hacia un nudo en la garganta y para los que fuimos jóvenes, a los que ahora llaman ochenteros, lo único que nos quedaba era gritar todo nuestra angustia y anhelos de un mundo mejor, restregándole a la sociedad peruana –Abimael y Alan incluidos– toda la mierda que ellos habían hecho de nuestras vidas. Para eso nació también el Rock Subterráneo.
Viendo esta foto de 1987, tomada en la esquina del jirón Chincha con la avenida Wilson, en la calle donde quedaba la discoteca No Helden, me pregunto qué pasaba por las cabezas de esos muchachos, de qué se estaban riendo, qué es lo que estaban mirando. Me pregunto si para ellos el mañana era un No Futuro o el futuro era un No Mañana. Si el día a día acababa con una sensación de atentado, apagón o paquetazo. Si la vida acelerada llenaba sus pequeños mundos aún expectantes por el puede ser; a diferencia del mundo gris, como la foto, que los rodeaba y que parecería estar desenfocado en sus pupilas.
Sin habérselo propuesto alguna vez, estos subtes fueron parte de un movimiento que marcó huella en su época. Con sus gritos destemplados y viscerales, con sus canciones llenas de mierdas y desesperanzadas puteadas, con su estética del reciclaje; y, sobre todo, con su honestidad para decir las cosas tal como son, lograron que se replantearan muchos dogmas en la música y las artes plásticas en el Perú. La vanguardia en general.
Alguna vez, una esquina como esa, me atrapó en la órbita de un trago de mala caña. Quizá junto a algunos de la foto. Y, al igual que en ese momento, no mirábamos el mañana, que ahora es el ayer. Para que no queden en el anonimato de ese pasado, acá van algunos apodos que aún la memoria no ha borrado con los años, de algunos no sé hasta ahora sus verdaderos nombres: Cachaciento y con casaca de cuero negra, el chino Daniel (Ex guitarra de Autonomía) Mirando fijamente a la cámara, en actitud bien Glam, Pedro B (Guitarra y voz de la banda Ska, Sicosis) El que sigue no lo recuerdo. Con polo blanco y al parecer cagándose de frío, porque todos están bien encasacados, Luis Berrocal (Editor del fanzine El Sotano Beat, y quien me facilito la foto) Mirando siempre a un lado, siempre a la alterna, nunca de frente o derecho, el combativo Richi Lakra (Editor del fanzine Poetas del Asfalto) El último de la fila, y creo que es sintomático que tenga una mano metida en el bolsillo, Pepe Asfixia (Bajista de Eutanasia) El primer sentado me dicen que es el Vandálico, yo lo recuerdo con otra cara. De gorrito, a lo Daniel F en los primeros años de Leuzemia, el Nico (Guitarra de Eutanasia) Siempre escuálido, con sus pelos parados, el Yucatán. El que está sentado de negro no lo recuerdo. Arriba, y que parece recién salido de Bergen Belsen o de Auschwitz, el Pelao Kike o también conocido como Kike Excomulgado (cantante de Eutanasia) el siguiente de bigotes, con peinado New Wave, es otro que no recuerdo. Y por último, sin más presentación, Saúl Omiso (Cantante del grupo más radical de todos los que ha habido sobre la tierra: Sociedad de Mierda. Posteriormente lo fue también de TBC)
Muchos de ellos tomaron rumbos distintos, como el chino Daniel que ahora reside en Francia. O como Nico, el Pepe Asfixia y el Pelao Kike que viven en Alemania. Otros se quedaron por estos lares para hacer su música y desarrollar su arte poétika, como Pedro B o el Richi Lakra, o Luis Berrocal que realiza la titánica labor de rescatar las raíces del Rock hecho en el Perú. O como Yucatán que ahora disfruta de su libertad que por años le fue negada, o como Saúl Omiso, el único de quien se puede decir que se ha convertido en recuerdo y fotografía. Y para los que lo vimos cantar sobre un escenario… ¡Qué tal recuerdo! Jamás se nos olvidará esa energía, esa rabia, esos ojos desorbitados y esa visceral voz que no eran más que el rostro sincero, honesto y desesperado de los tiempos que le tocó vivir.
¿Y esa esquina? Tampoco existe, ahora es parte de un condominio de Mi Vivienda. Tampoco está más la discoteca No Helden, en su lugar hay un salón de clases de un instituto. ¿Sabrán los nuevos jóvenes que se buscan un futuro en esa aula, que allí mismo cientos de jóvenes iguales a ellos, danzaron los ritmos de la desesperanza, los ritmos de un futuro negado? No recuerdo qué grupo español cantaba esta letra, quizá era Ultimo Resorte, pero creo que cae a pelo: “Somos el futuro, somos el progreso, somos tu futuro de carne y hueso”.Hoy, veinte años después, sigo recordando esos años como el color gris de esa foto, con el color gris de la melancolía.
Foto: Atribuida al Poggi 100, pata de Filosofía de San Marcos que se dedicó por años a registrar a la mancha Subte, su nombre es tan desconocido como su paradero. Si alguno reconoce a los que no recuerdo háganlo saber.

1 comentario:

silpivipiapa dijo...

Querido Armando...
he localizado tu blog porque en el se hace referencia a mi ex grupo Ultimo Resorte, y queria aprovechar para decir que la letra de canción que aqui se me atribuye, no pertenece a Ultimo Resorte, aunque es una frase verdadramente tremenda, y valdria la pena de averiguar a quien pertenece.....

Si tu me lo permitieras haria un copy-paste de este articulo integro a mi blog, y así a traves de el tratar de averiguar a que grupo pertenece esta sentencia mortal....

gracias de antemano

tambien pondré un link de mi blog al tuyo....

SIL.